– La primera medida, aunque evidente, no es llevada a cabo por muchos usuarios: ¡Proteger el dispositivo con una contraseña de acceso! Ello evitará que los niños hagan uso del equipo cuando no les es permitido hacerlo. Este hábito arroja un plus: También protege la información en caso de hurto del equipo.
– Recordar siempre cerrar las sesiones antes de dejar de utilizar el dispositivo.
– Agrupar las herramientas que pueden utilizar los pequeños en carpetas específicas. De este modo, se evita en parte que ellos echen mano a archivos y herramientas de mayor importancia o impretinentes, los cuales deben ser almacenados en apartados restringidos.
– Instalar softwares los cuales añaden mayores capas de seguridad a la participación web.
Por último, explicarles cuáles son las consecuencias de sus acciones y demostarles que además de plataformas de diversión son herramientas de trabajo, se presentan como factores fundamentales a tener en cuenta a la hora de poner los dispositivos móviles en las pequeñas manos de la familia.